El fin de semana fui a Office Max (que según yo, al igual que las oficinas de gobierno, está anclado en un agujero espacio-temporal donde media hora se transforma en días), ahí, junto a la fila para pagar, había una caja de cartón repleta de estos objetos:
Flashback
Simón Bolívar. Hora del recreo. Un gran patio central donde cientos de niños corren, juegan, patean, gritan, avientan, pelean, masturban, golpean, ríen, comen, desean a la maestra de inglés y odian a los demás. Yo, sentado sobre el piso junto a un amigo, cualquiera, vemos un partido de espiro.
–Guss, ¿estudiaste para el examen de música? –pregunta el amigo que no recuerdo.
–¿Examen?, ¿cuál examen? –le contesto mientras abro un raspado Patito sabor limón.
–El que hará el pinche Treviño –al decir el apellido, pone los ojos desorbitados como los de un loco–. El de flauta.
–Paso mecha, se me olvidó.
–Yo tampoco estudié.
–¿Y qué es lo que tenemos que tocar?
–La canción del Cóndor –la tararea deficientemente.
–Y te la sabes en la flauta.
–No. Sepa la bola cómo se toca.
–Oye, ¿y trajiste la flauta?
–Simón, ayer me la compró mi má, ¿y tú?
–No, pero ahorita se la pido a Memo.
Corte A
En el salón, unos treinta niños están sentados en hilera, uno tras otro. Treviño, detrás del escritorio, pasa lista y tras decir cada nombre, espera a que el niño en cuestión se ponga de pie y toque un fragmento del Cóndor. Yo, estoy sentado casi hasta atrás, nervioso. Álvarez del Castillo Guss, dice en voz alta el maestro. Me pongo de pie, pego la boca a la flauta, los dedos sobre los hoyos y, antes de empezar, volteo hacia atrás y con la mirada le digo a El panzas que OK.
Con cada movimiento de los dedos sobre la flauta, el sonido del Cóndor sale perfecto. De vez en cuando, para aparentar mejor, inflo los cachetes o muevo la cabeza al ritmo de la música. Mientras tanto, El panzas agachado detrás de la tapa levantada del pupitre, toca con la flauta el Cóndor.
–Muy bien, Guss. Suficiente –mira a la lista–. Bartolomé Gómez Alberto.
A que tiempos aquellos… recuerdo que cuando presente un examen tocando la flauta (sin albur) la maestra me dijo que había tocado bien, pero que en corcheas… yo por dentro y esas que son?!?! solo me remiti a mirar con el ojo cuadrado a los demas compañeros…
Ahhh que buenos tiempos…
By: elregiotabaskenio on enero 20, 2009
at 4:33 pm
Jajaja es cierto volovan asi se aplicaba, yo lo hice con Flauhtemoc jaja jaja.
Un abrazo
By: Gabriel on enero 20, 2009
at 4:35 pm
Jajajaja qué chistoso!!! yo aplicaba una similar pero con las tablas, mientras la maestra se las preguntaba a mi amiga poniéndose en frente de lla, yo detrás de la maestra le decía las respuestas que risa!!!
By: Blue4 on enero 20, 2009
at 5:11 pm
ja. y pensar que estuvimos en la misma primaria y nunca nos conocimos. bueno, tú eras como mil años mayor que yo…
By: Jorge Pedro on enero 20, 2009
at 5:18 pm
Pedro, te calmas con lo de mil años. Sólo soy… bueno, no son mil años. ¬
By: volovan on enero 20, 2009
at 5:22 pm
que buena anecdota yo como blue4 solo aplique la de pasar las respuestas detras de la maestra jeje
By: dianarl on enero 20, 2009
at 5:34 pm
Recuerdo que el profesor que nos daba la clase de Música se encabronaba por decirle así a su clase.
«Apreciación artística es lo correcto, niños» nos decía seriamente.
«Nel… Música, prof.» Es lo que le decíamos.
Nos reprobó y nos pasó en el extraordinario… Culeí
By: zeruz on enero 20, 2009
at 6:48 pm
Muy buena movida, yo tuve que tocar el Himno a la Alegría en la secundaría, me quedo muy bien, fui de las pocas que se las supo completa y decentemente.
Pero preguntame que me quedo de temporalmente saber tocar la flauta…Sabes que mejor no.
By: Nayid on enero 20, 2009
at 8:39 pm
Yo era el orgulloso niño que podía tocar un fragmento de la sinfonía no. 40… yeah!
Recuerdo que los madrazos con las flautas estaban buenos, y luego nos aventábamos la saliva que quedaba adentro… hell yeah!
By: vader182 on enero 20, 2009
at 11:48 pm
Yo nunca hice trampa en el examen de «Apreciación Artística» y obvio, jamás tuve una calificación buena puros mediocres sietes. Pero bueno, hay quienes tienen vocación y otros como yo, que nomás lo artístico no se me da. Saluditos!!!
By: dotjacobs on enero 21, 2009
at 5:36 am
Hola voli. Oye, siempre te he dicho que me gusta mucho lo que escribes aqui, me gustaría ponerlo en mi página, ¿Me lo permites?
By: fercomreal on enero 21, 2009
at 9:54 am
olvide decir: porfa porfa porfaaaa!!! haha
By: fercomreal on enero 21, 2009
at 9:55 am
Chale eso suena a trampa , ( CHIN como no se me ocurrio en mi era tetrapaleozoica? )
By: dokho2000 on enero 21, 2009
at 10:22 am
Fercomreal, claro, pero ¿qué página es?
By: volovan on enero 21, 2009
at 11:31 am
Jijoles volovan, no me acordaba de los raspatitos!!!!! El rojo era la onda!!! Además eran bien baratos!! Tampoco me acordaba de jugar gyro! Ssssss desataste gratos recuerdos! Ya leíste a Pedro Juan Gutierrez??
By: Rodoalreves on enero 21, 2009
at 11:42 am
Bueno, nosotros le decíamos gyro al espiro
By: Rodoalreves on enero 21, 2009
at 11:45 am
Mi pinche maestro de música en la secundaria solo iba a firmar y un día llego a hacernos examen de la nada… con pentagrama.
Para no hacer el cuento largo: El único 0 en un examen de toda mi vida académica (que yo recuerde).
By: Chucho on enero 21, 2009
at 1:11 pm
Jajá, yo la apliqué exactamente igual.
Aunque nunca compré flauta, me gasté el dinero en las maquinitas, pero siempre me la prestaba algún compañero.
Te esperamos mañana!
By: Milau-Milau on enero 21, 2009
at 1:32 pm
a mi me toco mas fácil…tocaba el teclado y como esas madres podían grabar la música… asunto arreglado
By: Sleeping Weasel on enero 21, 2009
at 2:10 pm
Milau-Milau, ¿mañana, dónde?
By: volovan on enero 21, 2009
at 4:38 pm
Volován:
tlanchinol.com.mx
Es la página de mi pueblo perdido en la montaña
=D
By: fercomreal on enero 21, 2009
at 4:40 pm
Ay, te mandé una invitación en el facebook!
By: Milau-Milau on enero 22, 2009
at 4:43 pm
Es que ya no puedo entrar al Facebook desde acá, la HH Editorial. ¿Qué pasará?
By: volovan on enero 22, 2009
at 4:57 pm