– Hola.
– Hola, ¿puedo jugar contigo?
– Sí.
– Yo me llamo Daniel, ¿y tú?
– Yo Gerardo, pero mi papá me dice Volován.
A mi papá le encantaba contar esta anécdota desde que una vez escuchó que así era como me presentaba con los otros niños. Él me decía Volován de cariño; cuando nací era gordo, así que empezó a decirme Bolita, Bolas, y de ahí pasó a Volován.
Esta misma anécdota la conté un día en el comedor de la Editorial. Error. A partir de ese momento, mis amigos me empezaron a llamar así. Al poco tiempo toda la Editorial me conocía con este apodo. Al abrir mi primer blog, en Toquedequeda, pensé que Volován sería el nickname más lógico. Lo que no sabía es que se convertiría en mi gran álter ego cibernético. Vamos, me di cuenta que los post que la gente más leía eran los “simpáticos”, así que pocas veces escribía sobre algo “serio” o “profundo”, o hablaba de lo que me interesara de verdad, como la literatura o el budismo. Cuando cerró Toquedequeda, abrí este blog, Bien, gracias, con la idea de cambiar este esquema, pero no funcionó. Volován, como personaje, estaba demasiado arraigado.
Lo sé, sería una tontería decir que este personaje no tienen nada que ver conmigo. De hecho, es una parte muy importante de mí. Pero sólo es una parte; no suelo ser tan simpático, ni estoy todo el tiempo alegre, ni soy un chicocondechicool (por lo menos espero no serlo). Y, la verdad, ya me cansé que cuando voy a escribir un post lo primero que pienso es en lo que gustará, y no en lo que quiero escribir en realidad. Así que aprovecharé que estoy a punto de dejar Editorial Televisa (y Maxim) para terminar con este álter ego; al fin de cuentas, ahí fue donde se formó.
Además, mi papá murió hace dos semanas y la palabra Volován nunca volverá a tener el mismo significado.
Lo más seguro es que abriré otro blog con otro nickname, que a la larga también se volverá un gran álter ego. Pero por lo pronto tengo muchas ganas de empezar de nuevo, desde cero.
Gracias por leerme.
Nota: no eliminaré del espacio cibernético este blog, pero este será el último post que escribiré aquí. Ah, también cerré mi twitter (por cierto, cuando asesiné mi twitter, no tenía dónde twittear que asesiné mi twitter).
Ellos dicen: